dissabte, 7 de novembre del 2015


Lo he vuelto a intentar, siempre termino haciéndolo. Nunca lo intento del mismo modo, ni con la misma fuerza… cada nuevo intento es distinto a los demás, nunca puedo repetir el resultado de uno de ellos, soy incapaz de revivir intentos pasados, pero no lo dejo de intentar, pues no lo hago para revivir viejas experiencias…
Soy un adicto a esto, me apasiona y me absorbe… es mi droga, es eso que me hace sentir vivo, mi particular simulacro para saber si sigo de pie.

A veces siento que mis palabras se desatan más rápido que mis acciones, o a veces actúo y no se contarlo, como si las palabras para definir o para justificar mis actos aún no hubiesen llegado, como si mis acciones se hubieran adelantado… esto me lleva a seguir intentando conciliar ambas cosas, busco el orden perfecto, la harmonía de pensar y actuar simultáneamente, de hacerlo de forma ordenada y controlada, de uniformizar mi ser, lo intento siempre y fracaso todas las veces, de mejor o peor manera, pero fracaso y no te imaginas lo bien que me sienta tal fracaso ¡me encanta!

Amo ese desorden, me encanta vivirlo, cogerlo e intentar domarlo, sentir como me arrastra hasta soltarse, verle tan fuerte, tan libre, original… es un éxtasi continuo, una puta droga, es mi droga…

La sensación de que mis actos y mis pensamientos son tempestades distintas e incontrolables, que luchan entre si, que escapan a cualquier orden que quiera imponer, me encanta y ese es el motivo de querer intentar domarme siempre, amo ser un provocador y provocarme… esta es mi droga, vivir ese torbellino de fuerzas desatándose en mi, esta es mi forma de llegar al mayor de los éxtasis…

Creo que he aprendido a amar ese fracaso, no puedo evitar extasiarme con él, sin otra sustancia que la autoprovocación, que el querer experimentarme, que querer crear.
Mi droga es anarquizarme, mi droga es hacerlo en mi individuo, mi droga es anarcoindividualizarme, y vivo permanentemente dopado, siento si eso afecta a tu sensibilidad, pero soy un drogadicto.