dijous, 10 de desembre del 2015


Doy vueltas por el piso, sin ningún rumbo, me detengo y me siento de vez en cuando en la esquina de alguna habitación… me pregunto por qué me siento extranjero por dónde vivo, por qué me es desconocido ese hogar que tiempo atrás había sido mi refugio… ¿a caso he dejado de vivir en él?

Mantengo el silencio que hemos construido entre nosotros, lo prefiero a esas conversaciones absurdas por whatsapp de un par de “holas”, o un par de tonterías para simular que vivimos algo juntos… son cosas como estas las que me han cansado de estar con otros, me cansé de simular esta vida, de abrazarte con una palabra, de besarte con un emoticono, de sacarte una sonrisa que nunca gozaré, de consolar unas lágrimas que no veré llorar, de decirle “guapa” a una foto, de saber que ríes por un “jaja”… me cansé de estar siempre disponible, de sentirte cerca pese a estar lejos, me cansé de vivir en esa ficción y sentirme ajeno en la realidad… que sí, que también nos vemos cara a cara, que también nos tocamos y sentimos sin pantallas de por medio, pero tengo la horrible sensación de saber más de ti por la pantalla de mi móvil que por tu voz, o por la exploración de tu cuerpo, o por verte con mis propios ojos, sin píxeles…
Incluso llegué a aborrecer las palabras, a temer las letras, me horrorizaba sentir cómo símbolos sustituían mis sentimientos... pero tranquila, eso solo fue pasajero, sino no estaría escribiendo que no quiero hacerme creer que vivir es esto.