- NECESITO REENCONTRARME CON MI CAUSA -
Una lágrima resbala por mi mejilla, ya no la puedo disimular más, solo
puedo cruzar los dedos y esperar que limpie toda mi ceguera; llevaba demasiado
tiempo cerrando los ojos, intentando retenerla, pero no ha servido de nada, nunca
sirve de nada reprimirme, nunca me ha gustado hacerlo… es por eso que necesito
contarte esto, quiero que me entiendas.
Es una lágrima más entre tantas otras que ya he llorado; pero esta vez no
lloro por el mundo que me rodea, ni por aquél que vive tan lejos, pues no tengo
fe en ninguno de ellos, no tengo fe en nada ajeno y esa nada no puede hacerme llorar…
Me tiembla el pulso al escuchar estas palabras en mi cabeza, quizá me cabrea
más que a ti oírlas, y también me pregunto: ¿A caso me he rendido? ¿Cómo puedo
renunciar tan pronto? ¿He renunciado a luchar por mi causa? Pero ¿era esa mi
causa? No, no era mi causa, por eso no podía poner fe en ella, no podía hacer
nada, me sentía un extraño en ella; así me di cuenta que mi causa, YO, estaba diluyéndome
entre tantas causas ajenas, no me sentía feliz con lo que hacía, me hartaba, me
sentía perdido… y sí, por si te lo preguntabas, entre esas causas también veo
esa que nos gustaba llamar: “nuestra causa”, me duele decirlo, pero es así.
Seguir en la arena de combate solo me lleva a un nihilismo cada vez más
destructivo, y mi corazón no entiende de eso, no soy un Necháyev aunque a veces he estado cerca; me gusta el nihilismo, sí, no me
escondo, lo sabes mejor que nadie; pero prefiero un nihilismo creador,
creativo… algo que no logro avivar en mi al rodearme, sin fe, de tantas luchas
que me destruyen, en las que me frustro y pierdo las ganas de vivir junto a ti.
Me sentía, me siento, estéril y siempre me ha gustado ser fértil, es por eso
que cerré mis ojos, espero que entiendas que no quería verme así…
En la oscuridad de mis ojos cerrados sentía cada vez más agradable la
soledad, es por eso que quiero decirte que no eras tú, era yo; estaba cansado,
asqueado de mi mismo, quería huir de lo que pretendía ser e intentando escapar
de aquello que sentía que nos separaba, estoy más lejos de ti que nunca, y lo
peor es sentirme más cómodo en esta situación pese a que te siga amando igual…
Te observo, pienso en ti, pero no quiero volver a intentarlo, me tiendes la
mano y no quiero cogerla… no eres tú, soy yo, no quiero hacer de tu causa mi
causa, y, aunque tu mirada me dice que no me lo pides tengo miedo de que así
sea, o lo que es peor, que haga de ti una causa, tengo miedo que te haga
cambiar hacia eso que espero de ti pero que no me atrae, no quiero ver cómo vas
desapareciendo mientras pretendo moldearte… Temo que al estar contigo refuerce
la espiral estéril que me sepulta, que me retiene…
Se que la solución parece simple: “no lo hagas”, pero veo que es demasiado
tarde, primero necesito reencontrarme con mi causa.