dijous, 10 de desembre del 2015


Te veo cada vez que cierro los ojos, te observo, allí, sentada; te recuerdo tan real que a veces creo que tengo otra oportunidad de escapar contigo… 

Estas siempre sentada, con los ojos llorosos, al otro lado del cristal, agarrada al teléfono, murmurando una y otra vez el plan para sacarme de allí… escucho tu voz temblorosa aumentar el tono a cada minuto que pasa, mientras tu cara va cambiando de expresión, poniéndose tensa, evidenciando una ira creciente ante mi silencio, ya que cada vez que te recuerdo no soy capaz de abrir la boca, igual que aquella vez me siento incapaz de articular una sola palabra; te miro los ojos deseando estar al otro lado del cristal, contigo, abrazarte y besarte entre un torrente de lágrimas que por más que quiero no soy capaz de dejar salir…

Y cuelgo mi teléfono, siempre lo cuelgo, bajo la mirada al suelo y tu empiezas a dar golpes al cristal, a gritarme… los guardias te invitan a abandonar la sala de vistas de forma poco amistosa mientras se me llevan sin resistencia hacia mi celda, veo alejarte de allí y antes de perderte de vista grito “t’estimo” sin saber si has visto mis labios o si has escuchado filtrarse ese grito por el cristal… Lo siento, nunca estuve tan cerca de salir de esa prisión, pero te vi tras ese cristal y no quise ponerte en riesgo por mí, no quise hacerte entrar en mi prisión… si me quedé allí, agotando los pocos minutos que tenía, fue para verte una vez más, sabiendo que era la última, sobretodo sabiendo eso…

Ahora vivo encerrado, lejos de ti, con este solo recuerdo volviendo una y otra vez a mis pensamientos, te sueño mientras trazo un plan de evasión en el que solo yo me pondré en peligro, en el que podré fracasar sabiendo que estas a salvo al otro lado del cristal… 

Y no quiero que te preocupes, no tengo miedo a intentarlo, mi mayor temor es acostumbrarme a estar dentro, pero, cada vez que empiezo a sentirme a gusto, un golpe seco me despierta, ese golpe que pegaste al cristal vuelve a recordarme que mi sitio no está, aquí, a dentro, a este lado del cristal, mi sitio está fuera de toda prisión, mi sitio está al otro lado del cristal besándote y abrazándote, dejando salir esas lágrimas que nunca lloré…