dilluns, 26 d’octubre del 2015





























A veces me escucho clasificando lo que siento y creedme cuando os digo, que parezco imbécil.

"Somos amigos", "somos novios", "somos buenos conocidos"... Pero ¿qué hace que ordene unos sentimientos, unas fuerzas que me unen a la otra persona, con palabras que esconden una rigidez humana, una inflexibilidad de corazón y de mente, tan brutales?

¿Por qué si estoy con una chica - por poner un ejemplo bien claro en mi caso - debo puntualizar "somos amigos" o "somos novios"...? "No sea que nos atreviéramos a amarnos, a cambiar de relación: diré que somos amigos"; "Hey! que quede claro lo que hay entre nosotros no sea que me deje de querer, o que se atreva a amarla otro, o que cambie la relación: diré que somos novios"... Cuánto miedo esconden estas palabras, cuánto miedo a la vida ¡a vivir!

Es tan absurdo clasificar lo que vivimos juntos ¿qué somos ella y yo? ¿Amigos? ¿Novios? ¿Buenos conocidos? No, somos viajeros que tenemos la suerte de andar lado por lado y de hacerlo hasta que queramos; y si algún día queremos vivir el momento como novios, pues lo vivimos así ¿que queremos vivir como amigos? Pues lo vivimos como amigos...

No quiero una relación cerrada, una relación viciada, muerta... Quiero viajar con personas que no tengan miedo a vivir lo que sienten, sin que nada los reprima, en libertad.

Quiero hacer camino con gente que quiera vivir vivo, no muerto y enterrado por relaciones estáticas que no dejan de ser: ataúdes de la vida.

09/04/2015