dilluns, 26 d’octubre del 2015























- EN LA PROFUNDIDAD DEL SER -

A La Conciencia.


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Quiero contarte tanto… Se amontonan pensamientos en mi mente, pues son tantas las cosas de las que ahora soy consciente que quizá no me creerás cuando te diga que no las se pronunciar, no las se escribir, que son pensamientos sin palabras… o quizá sí que me crees, con lo que puede que te preguntes: “¿Por qué?”, “¿Cómo puede ser posible?”...

¿Qué te puedo decir? Ya sabes que empecé un viaje, una expedición, para descubrir a mi ser, mi YO personal… des del día en que abandoné el barco que me tenía prisionero y me lancé al mar de la libertad, descubrí muchas islas: unas grandes, otras pequeñas; con sus montañas y sus valles, con sus ríos y torrentes, sus playas y campos… ¡encontré tantas cosas! Unas las esperaba, otras me sorprendieron; conocí toda la superficie de mi ser y lo que interviene y convive con ella, pero no tengo suficiente, no pude encontrar el motor de mi vida aquí arriba, me sentía vacío ¡imagina! Yo, que antes me contentaba con la cubierta del barco, ahora me sentía vacío al descubrir la superficie de mi ser… entonces, sin cuestionar ese paso, me lancé de nuevo a las aguas donde tanto había nadado, pero esta vez para sumergirme en lo más profundo.

2
Y, aquí estoy, en la profundidad; sin luz que ilumine lo que veo, con lo que no puedo describirlo; sin aire que me permita hablar; sin orientación, con lo que no sé dirigirme a la superficie… pero, a pesar de todo esto, descubro muchas cosas, me muevo conscientemente por todo mi ser, pienso y reflexiono sobre todo lo que he conocido, de la misma forma en que supongo que un ciego debe reflexionar sobre ese mundo que no ve pero del que es consciente de cómo es… siento que vuelvo a estar lleno de vida, pero me ahogo, quizá, el hecho de ahogarme, me hace ser consciente de que estoy vivo, me ahogo al no poder hablarle a todo a lo que está más allá, a la superficie… me he convertido en el YO personal que estaba prisionero en la profundidad de mi ser, pero no he dejado de ser prisionero… y ahora solo grito, grito esperando que alguien como tú, Conciencia, lleve mis pensamientos, mi ser, a la superficie.

¡Oh! Si pudiera romper este muro que me separa… Créeme cuando te digo que llevo tiempo gritando, pero, entre la superficie y la profundidad, entre el mundo que me rodea y la libertad de mi ser, solo se filtran unas pocas letras perdidas en este mar…

¡Ayúdame!

Atentamente: YO.

A mi:
3
¿Ayuda? Yo no puedo ayudarte, soy tu conciencia y TÚ ya eres consciente… Ahora solo TÚ debes tener la última palabra, grita ¡pega golpes a esa maldita barrera que te angustia! Pero silencia mi voz, solo TÚ debes de resonar en este mar, que no te diga más lo que debes hacer, ya lo sabes bien, solo debes escucharte.
¡Deja de leer! Tu mundo ya no es allí, con mis palabras ¡está aquí, contigo!

Firmado: La Conciencia.

4
< Y, así, con un silencio como último compás, se marchó la Conciencia, dejando un eco de palabras tras de si que, junto con las que YO había lanzado, se perdieron letra a letra bajo estas aguas…


Entonces me vino a la mente: “Quizá sea este el secreto, la solución, quizá debo dejar de ser eco, como la Conciencia; dejar de ser eco y erigirme como VOZ”. >

13/06/2015