dilluns, 26 d’octubre del 2015

Antes estaba convencido de que sólo se puede morir una vez, pero cuando falleció mi mejor amigo, experimenté la muerte en mí; y es esta muerte la que me hizo consciente de mi vida, y esto ha cambiado todo mi ser. La muerte da mucho en que pensar, y pensé mucho en ello; un día me pregunté: ¿Qué podría decir yo al mundo antes de morir? Pensé en grandes palabras, grandes cosas, pero había profundizado demasiado en mí como para ignorar lo que realmente quería decir, y este fue mi pensamiento, lo que vendría a ser, un último aliento:

Si pudiera ser consciente en el momento antes de morir, quisiera ser capaz de decir una última palabra antes de dejar este mundo; y que, en esta sola palabra, saliera dentro de mí todo el amor de una vida: El que he dado pero, sobre todo, el que he recibido. Que en una sola palabra, un solo aliento, mi corazón explique lo que realmente me ha hecho feliz, lo que realmente ha marcado mi existencia: Todos aquellos "te amo" que nos dijimos, todos aquellos "te amo" que nos decíamos con besos, abrazos, caricias... todos aquellos "te amo" que no nos decíamos pero que una mirada, un silencio, una acción... los mostraban, crudamente, sin engaño.

Pero creo que no seré capaz de hacerlo, no por miedo, ni por vergüenza, ni siquiera por no tener tiempo; no lo diré porque todo este sentimiento no hay palabra que lo pueda expresar... por eso, más que entre palabras, el día en que me vaya lo haré en silencio, expiraré cerrando los ojos y sabiéndome feliz por ser quien soy, por sentirme amado y por haber podido vivir toda mi vida, en libertad.

Si algún día yo ya no estoy aquí, recordad esto: no me busquéis, no intentéis hablar conmigo, todo lo que necesitáis saber, todo lo que puedo decir, es: amad y sed libres, en el amor y la libertad es donde me encontrareis.

27/01/2015